En una inmensa llanura con los pinares y los páramos muy cerca, se sitúa esta población a 25 kilómetros de Valladolid, que tiene entre sus grandes virtudes, disponer de una de las verdaderas joyas arquitectónicas de la provincia, la Iglesia de San Miguel Arcángel.
En uno de las laterales del pueblo, se ubica este edificio del siglo XII realizado en estilo románico-mudéjar en ladrillo. Dispone de una nave cubierta con bóveda de cañón con lunetos y yeserías del siglo XVIII y cabecera rematada con un precioso ábside del XII que al exterior se muestra con bandas de arquillos ciegos. En el interior se guardan varios retablos entre los que destaca uno renacentista del XVI y otro, el del altar mayor, neoclásico del XVII. Frente a la puerta de entrada se sitúa una cruz de piedra del siglo XVI, que resulta muy curiosa, ya que por un lado tiene esculpida la imagen de Cristo crucificado y por el otro, la Virgen con el Niño.
Otro edificio a destacar es la ermita que sobre lo alto de uno de los páramos, situados al sur de la localidad, permite obtener unas vistas inmejorables de la cuenca del Duero, alcanzándose a ver la ciudad de Valladolid y el Cerro de San Cristóbal.
El domingo de Pentecostés, tiene lugar la primera de las celebraciones oficiales, con la festividad de la Virgen de los Remedios, mientras que el 29 de septiembre es San Miguel Arcángel, el patrón y dador del apellido del nombre del pueblo. En ambas fiestas organizan verbenas y juegos para los más pequeños.